Somos un Colectivo que produce programas en español en CFRU 93.3 FM, radio de la Universidad de Guelph en Ontario, Canadá, comprometidos con la difusión de nuestras culturas, la situación social y política de nuestros pueblos y la defensa de los Derechos Humanos.

viernes, 17 de junio de 2011

Medios, encuestas y el rictus metropolitano

Por León Guinsburg

Rebanadas de Realidad - Buenos Aires, 02/06/11.- A veces por causa de frustrantes experiencias, todo encuestador sabe que medir fino faltando relativo tiempo para una elección implica subir a una nube todavía ilusoria, por más que se reflejen las tendencias del electorado.

El diario Clarín, de cuya hostilidad al oficialismo nadie abriga dudas, publicó el miércoles 1° de junio una extensa nota ilustrada por gráficos sobre las tendencias relevadas por distintas consultoras; Clarín remarca a las vinculadas con el oficialismo, pero omitiendo la relación de otras con demás fuerzas que competirán en agosto por el gobierno de la Capital Federal, casualmente las más opositoras al kirchmerismo. Claro que con astucia propia de redacciones comprometidas, en un intento por disipar la cada vez más acentuada desconfianza del lector, destaca una organización “independiente” y puntualiza otra perteneciente a la estructura política de Fernando “Pino” Solanas, sobre el que todos coincidirían en ubicar tercero en las preferencias.

Si bien se admite poco margen de discusión acerca de la concreción de una probable segunda vuelta entre el macrismo y el oficialismo nacional, las omisiones analíticas del medio dan pie a suponer que en el lapso que resta hasta el día de la elección se intensificara, a partir del hecho encuestológico, la manipulación informativa. No se trataría solamente de reflejar, sino también de encaminar la opinión pública hacia el ansiado puerto de la derrota de la fórmula encabezada por Daniel Filmus.

Pero dista la inescrupulosidad de los medios hegemónicos de la escrupulosidad profesional que hace al prestigio de los responsables de medir los cauces de la opinión pública. Éstos últimos, duchos en aciertos y yerros, aceitan metodologías para lograr el menor margen de error, conscientes que la ciencia sociológica no es exacta. Saben que las muestras periódicas no indican definición taxativa del resultado, sino que sirven para ajustar el discurso del cliente. Saben de tiempos y comportamientos y con el seguimiento detectan los humores cambiantes, incluso los que pueden hacer tambalear la fidelidad partidaria del elector.

La incidencia del periodismo tendencioso también encuentra muro de contención en los sondeos parciales, ya que estos son guía de las direccionales de la campaña publicitaria, cuya inclinación a saturar suele llegar más directamente al votante que los titulares y la escritura sinuosa e intencionada.

Debe tenerse en cuenta que la credulidad otrora desprevenida del lector argentino ha experimentado modificaciones a partir de la reacción intra periodística contra el acotamiento profesional impuesto por los medios tradicionales, siendo el auge de la actividad informática también una de las causas preponderantes para modificar la antes desigual relación entre el emisor y el receptor. La relación interactiva del político con la gente –sobre todo en la Capital por su composición social de prevaleciente clase media-, encuentra en Internet, sino en totalidad, la pesa balanceadora para confrlontar el propio discernimiento contra el bombardeo mediático

También el fenómeno tecnotrónico aporta al celo del encuestador haciendo que no deje al azar cálculo alguno. Por ello, atento al potencial inductivo de la pantalla de la computadora, los ajustes amainan toda influencia mediática a la hora de los números, sin dejar el imponderable de lado. A pocas horas de las urnas, el rictus metropolitano, sonriente, adusto o impasible, es considerado por los politólogos la mayor señal de los votos que vendrán.

En una elección donde –se estima-, la segunda vuelta tendrá mayor importancia que la primera –sin menosprecio de ésta-, los factores esterilizantes a la corrosión ejercida por la prensa antikirchnerista son múltiples y convergen: a) descreimiento del público a la opinión editorial de los medios hegemónicos; b) los datos de la realidad acerca de la actual gestión en el Gobierno de la Ciudad; c) el ajuste del rigor de las encuestas por parte de sus responsables; d) la interrelación e intercambio de opinión a través de la informática; f) la labilidad de la intención de voto y la proclividad de un sector de encuestados de ocultar o disfrazar esa intención.

Es suficiente como para relativizar los resultados de las especulaciones de los medios cada vez menos dominantes para apuntalar a Mauricio Macri en las próximas elecciones de la Capital Federal.

El consultor, armado del conocimiento que le proporciona la universidad más su experiencia, no sistematiza la información que obtiene suponiendo que el encuestado es un sujeto pasivo y permeable a la inducción de la prensa oligopólica. Tampoco se entusiasma con el discurso del candidato. En el votante se configura un complejo subjetivo que lo puede llevar a modificar su intención de sufragio en cuestión de horas. Ideología, visión de la realidad, efluvios de simpatía y antipatía, partidismo o independencia, intuición, influencia de parientes y amistades y otros factores se concatenan para dirimir la decisión final en el complicado laboratorio de la mente.

Ante esta realidad, suena pretenciosa la sobredimensión del poder mediático respecto a revertir por sí mismos resultados electorales, aunque se utilicen modos de desprestigio y descalificación, mentiras y distorsiones, retaceos y otras yerbas de siniestro calibre. Porque en pólítica, todo poder es relativo frente al poder de ciudadano cuando deposita su voto, acertado o no.

Todo queda sujeto a la pregunta del millón: el día de la elección ¿cuál será el rictus metropolitano?

No hay comentarios: