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domingo, 12 de junio de 2011

Israel se moviliza para evitar que la ONU reconozca el Estado palestino

El Ministerio de Asuntos Exteriores israelí ha lanzado una campaña diplomática para impedir lo que en Israel se define como el “tsunami diplomático”, la declaración unilateral de un Estado palestino en la ONU, el próximo septiembre. Oficiosamente algunos dirigentes israelíes hablan de “cómo evitar un nuevo septiembre negro” y señalan: “No renunciaremos a ningún voto de antemano sin lucha y apuntaremos al más alto rango que sea posible en cada capital”.
Un plan secreto de acción ha sido enviado desde Jerusalén a todas las embajadas de Israel en el mundo para boicotear la iniciativa de la Autoridad Nacional Palestina. El plan incluye una gran presión sobre los líderes políticos y sociales y sobre los medios de comunicación, en el que se anima a los estados que tienden a votar no y se intenta sembrar las dudas entre los países que han anunciado que dirán sí a Palestina.
El principal mensaje es que si se adopta esa decisión equivale a destruir las posibilidades reales de volver a negociar un tratado de paz basado en la fórmula dos estados para dos pueblos. Cada embajador recibió órdenes de presentar un plan específico en su respectivo país hasta el 10 de junio.
El Ministerio de Exteriores ha anulado todas las vacaciones de sus funcionarios durante septiembre. El director general del ministerio, Rafael Barak, escribe que “la medida palestina intenta poner en duda la legitimidad de Israel y contradice el principio según el cual la única forma para poner fin a los conflictos es negociar directamente”.
Hasta el momento, 112 estados han declarado su apoyo a una Palestina independiente en las líneas fronterizas de 1967: catorce países de América Latina, todos los árabes y musulmanes y numerosos africanos y asiáticos.
El principal objetivo palestino es ahora lograr el máximo apoyo en la Unión Europea. Para Ramala, el gran problema es que la Administración Obama exige a los palestinos que no adopten medidas unilaterales y asegura que, si eso ocurre, Washington vetará la decisión en el Consejo de Seguridad, convirtiendo la votación en una medida simbólica, sin carácter operativo.
En medios diplomáticos se cree que EE.UU. tendrá gran influencia sobre los antiguos miembros del Pacto de Varsovia de la UE. Un representante europeo en Israel dijo a este diario que “a excepción de Bélgica y Francia, todos los países que vivieron el holocausto tienden a sentir una gran deuda histórica hacia el Estado judío, a nunca poner en duda su derecho a existir y a garantizar su seguridad”. Y añadió: “Por eso van a veces más allá que Estados Unidos”.
Por primera vez, la declaración de septiembre está despertando polémica en el liderazgo palestino. Los negociadores Saeb Erekat y Nabil Shaat presionan al rais Mahmud Abas para ir adelante con el plan porque “el actual Gobierno israelí sólo entiende el lenguaje de la fuerza”. Sin embargo, políticos como el ex primer ministro Salam Fayad expresan sus dudas, ya que temen despertar la ira de Obama. “Necesitamos el apoyo de Washington para construir Palestina”, afirma en distintas conversaciones.
Abas tiende a apoyar la posición de Erekat y Shaat, pero pretende que Fayad vuelva a ser jefe del gobierno de unidad que será formado con los islamistas de Hamas. Este teme que en septiembre no nazca realmente Palestina sino la tercera intifada. El temor es que si más de 120 países de la Asamblea General de la ONU votan a favor de la creación de Palestina, millones de habitantes de Gaza y Cisjordania reaccionen con júbilo en las calles pero se encuentren con que nada cambia. En ese caso la felicidad puede ser reemplazada por una enorme explosión de ira.
Enrique Cymerman / La Vanguardia

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