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miércoles, 15 de junio de 2011

El realismo mágico del número de bajas provocadas por EEUU en Pakistán

Muhammad Idrees Ahmad
Al-Jazeera
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
drones_avion-no-tripulado_estados-unidosUn gitano llamado Melquiades murió hace muchos años en Singapur y volvió para vivir con la familia del coronel Aureliano Buendía en Macondo, porque ya no podía soportar el tedio de la muerte. Es el tipo de personajes que pueblan la magnífica obra de Gabriel García Márquez Cien años de soledad. Hoy en día también parecen ocupar los páramos tribales de la frontera noroccidental de Pakistán.
El 3 de junio, cuando Ilyas Kashmiri fue eliminado por un ataque de drones de EE.UU. ya llevaba muerto más de un año. En septiembre de 2009, la CIA afirmó que mató a Kashmiri junto con otros dos altos dirigentes de los talibanes en Waziristán del Norte. Pero el atractivo de las candilejas era aparentemente irresistible incluso en la muerte, porque el 9 de octubre, Kashmiri volvió para dar una entrevista al ahora difunto Syed Saleem Shahzad de Asia Times Online.
Baitullah Mehsud, el ex comandante de Tehreek-e-Taliban Pakistan (TTP), también volvió muchas veces de entre los muertos. Por lo menos en 16 ocasiones, Mehsud estuvo en las miras cuando los drones de la CIA dispararon sus misiles Hellfire. Sin embargo, hasta agosto de 2009, demostró que no se podía acostumbrar a la vida después de la muerte. Mullah Sangeen también tuvo por lo menos dos resurrecciones.

La muerte ya no es, evidentemente, lo que solía ser

Puede que los que murieron en otros ataques no hayan sido Kashmiri, Sangeen o Mehsud. Por cierto, el ataque a una procesión funeraria el 23 de junio de 2009, que mató a Sangeen, apuntaba supuestamente al jefe de TTP. Mató a 83 personas que ciertamente no eran los supuestos blancos.
No se trata de eventos aislados. A finales de 2009, el periódico paquistaní Dawn calculó que de las 708 personas muertas en 44 ataques de drones ese año, solo 5 eran militantes conocidos. Antes ese año, The News, otro importante periódico en inglés de Pakistán, había calculado que entre el 14 de enero de 2006 y el 8 de abril de 2009, 60 ataques de drones mataron a 701 personas, de las cuales solo 14 eran militantes conocidos.
EE.UU. ha llegado muy lejos desde julio de 2001, cuando reprendió al gobierno israelí por su política de “asesinatos selectivos” que a su juicio eran realmente “homicidios extrajudiciales”. En septiembre de ese año, el director de la CIA George Tenet confesó que sería un “grave error” que alguien en su posición disparara un arma como el drone Predator. En 2009, el nuevo director de la CIA, Leon Panetta, declaró que los drones Predator eran “el único juego en la ciudad”. El catalizador fue el 11-S y el levantamiento de la prohibición de ejecutar asesinatos extrajudiciales fue solo unas de las numerosas políticas ilegales que autorizó.
Muchas de las criminalidades posteriores al 11-S acabaron retirándose, pero la política de asesinatos extrajudiciales no solo sobrevivió los años de Bush, sino que se intensificó. Durante sus ocho años en el poder, Bush ordenó un total de 45 ataques de drones en Pakistán; en menos de tres años, Obama ha ordenado más de 200. En su tercer día en el cargo el presidente ordenó dos ataques de drones, uno de los cuales incineró a un líder tribal pro gubernamental junto con toda su familia, incluidos tres niños. Desde entonces Obama también expandió la guerra de drones en Afganistán.

La política del número de bajas

La nueva táctica tiene muchos escépticos, y no todos son activistas contra la guerra. También se han expresado críticas dentro de la CIA y en las fuerzas armadas. Sin embargo, los drones han sido apoyados con notable calor por Obama y la intelectualidad estadounidense. Esto tiene que ver en parte con una tendencia estadounidense ver la tecnología como una panacea para todos los problemas, incluidos los militares. Pero la táctica también llega a ser aceptable por una exageración rutinaria de su precisión y la minimización de su coste humano.
Tomemos, por ejemplo, las estadísticas producidas por Long War Journal (LWJ), un sitio web mantenido por individuos asociados a la neoconservadora Fundación por la Defensa de las Democracias, un think tank que propugna la “guerra contra el terror”, fundado dos días después de los ataques del 11-S. Las estadísticas se han citado frecuentemente en los medios occidentales aunque todo lo que muestran es la ilimitada credulidad de los dueños de LWJ. Basándose solo en informes de los medios -que a su vez se basan casi exclusivamente en funcionarios anónimos paquistaníes y estadounidenses- el sitio web afirma que hasta ahora solo un 7% de las 1.954 personas muertas en Pakistán han sido civiles. Afirma -por ejemplo- que, de las 73 personas muertas en 2007, ninguna era civil, aunque no pudo nombrar a un solo individuo muerto. leer más....

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