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domingo, 12 de junio de 2011

ALEPH: ¿Dónde están las camisas blancas?

Carolina Escobar Sarti
Ante la infortunada y surreal muerte de Rodrigo Rosenberg en el 2009, las camisas blancas se desempolvaron y salieron a reclamar justicia y a protestar por los altos índices de violencia que se vivían en el país.
Pedían, a voz en cuello, que cesara la impunidad, y le colgaron al presidente Colom el San Benito de la inquisición, por su supuesta implicación en ese caso. Su demanda de parar con la impunidad era y sigue siendo válida, pero sabíamos que era un caso de “menú a la carta”: la situación de violencia que venimos arrastrando hace años había tocado a uno de los suyos y sólo entonces tomaron conciencia de que la impunidad existía.

Casi dos años después, cabe preguntarse dónde están esas camisas blancas luego de la más reciente masacre en La Libertad, Petén, hace unos días, hecho que vino a sumarse a las 626 masacres que se dieron durante la guerra y a las aún no contabilizadas de la época posterior a la firma de los Acuerdos de paz. No vimos que ninguna camisa blanca se dejara conmover, ni mucho menos salpicar, por la sangre de los 27 campesinos asesinados en aquel departamento alejado de la capital. Y ninguna camisa blanca ha exigido justicia por ello hasta ahora.

Cuando se dieron los primeros desalojos violentos en el Polochic, durante el mes de marzo de este año, ¿dónde estaba la ola blanca que tiene como bandera acabar con la impunidad? No la vimos aparecer por ninguna parte, a pesar de ser éste uno de los casos paradigmáticos de la impunidad sostenida a sangre y fuego en un territorio largamente ultrajado. Es más, parece que el mismo presidente Colom ya hizo las paces con “las camisitas blancas”, como él mismo las llamó en aquel momento de la muerte de Rosenberg, cuando su gobierno se tambaleó y su responsabilidad en el caso fue desestimada. Digo que ya hizo las paces, con bandera blanca y todo, porque ante los desalojos injustificados que se han dado y continúan en el Polochic, él ha enfatizado la "obligación legal y moral" de su gobierno de dar "cumplimiento a todas las órdenes de desalojo y de captura relacionadas con medidas ilegales y de hecho”. Con éste, se cuentan aproximadamente 80 desalojos en tres años de gobierno, lo cual favorece la permanencia de una genealogía terrateniente que ha abusado del poder durante demasiado tiempo en Guatemala, de la mano de la clase política.

Y ahora que la muerte de una mujer y hombre se han sumado a otras en el área del Polochic, donde no paran los desalojos y la violencia, ¿dónde están las camisas blancas? ¿Dónde están las camisas blancas luego del asesinato del fiscal auxiliar Allan Stowlinski Vidaurre, secuestrado el lunes 23 de mayo en Cobán y cuyo cuerpo aparece al día siguiente por la mañana descuartizado en cinco bolsas plásticas negras dejadas frente a la Gobernación y el mercado local?. De aquella celeridad y organización que mostraron inmediatamente después de la muerte de Rosenberg, ¿qué queda?. ¿Y dónde podemos localizar a las camisas blancas cuando queremos que se sumen a denunciar un sistema que ha condenado a la mitad de nuestros niños y niñas menores de cinco años a la desnutrición crónica, limitando con ello sus posibilidades de desarrollo? ¿No es el hambre una de las formas de violencia más extremas que se ejerce sobre un ser humano en un contexto de injusticia social e impunidad?

Cada vida cuenta en este país y cada muerte violenta nos lastima profundamente, así que su demanda fue y seguirá siendo legítima, pero la lucha por la justicia es la lucha de una vida, no el capricho de los integrantes indignados del club de Tobi. ¿Dónde están las camisas blancas que pidieron, luego de la muerte de Rodrigo Rosenberg, que cesara la impunidad, y no se atrevieron después a pedir que se investigara más a fondo sobre Anacafé y el caso Musa, asociados a la muerte que los sacó de la modorra? ¿No son esas cosas, las profundas, las estructurales, las que habría que pasar por el tamiz de la justicia y la verdad? ¿Dónde están las camisas blancas en este largo camino que significa ser país? ¿Estarán en su vergel, cortando una rosa y sembrando palma, violencia o café?

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